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martes, 3 de marzo de 2009

BAISA carga un déficit de casi 6.000.000 de dólares


La Prensa

Cerca de seis millones de dólares es la deuda generada por el club Bolívar hasta el año pasado, con la que debe lidiar, a partir de 2009, Bolívar Administración e Inversiones Sociedad Anónima (BAISA), la empresa que acaba de hacerse cargo del control absoluto del club más laureado del fútbol boliviano.

Todo un año ha tardado el proceso de transición, en procura de ordenar la casa. Finalmente, BAISA ya se ha hecho cargo y, según reza en el contrato, lo estará por los próximos 20 años. A partir de ahora, la sociedad anónima manejará tanto los ingresos como los egresos del club. A cambio, también controlará el patrimonio.

Hace casi dos semanas, la más reciente asamblea de socios de Bolívar aprobó los informes de gestión. Los números exactos están bien guardados, por lo que no se han hecho públicos; sin embargo, algunas cifras han trascendido.

El club le entregó a BAISA todo su patrimonio (Gran Centro, estadio de Tembladerani, terrenos de Cotahuma, etcétera), que está valorado en cerca de tres millones de dólares; pero además le endosó una deuda de unos 5.700.000 dólares. Es decir, los bienes de la “Academia” no alcanzan más que para cubrir la mitad de lo que adeuda. Visto de otra manera, Bolívar ya no tiene patrimonio.

Según datos a los que tuvo acceso Acción, la parte más fuerte de la deuda, que asciende a unos 4 millones de dólares, fue heredada del anterior directorio, encabezado por Mauro Cuéllar Caballero, quien estuvo al frente del club hasta el año 2007.

En 2008, con Guido Loayza y el empresario Marcelo Claure como copresidentes, la “Academia” generó cerca de 1.700.000 dólares de deuda. Es decir, el primer año del nuevo directorio fue completamente deficitario. Gran parte de ese dinero, sino todo, lo puso Claure.

El fracaso deportivo del primer plantel ayudó sobremanera al fuerte déficit, que se puede contrarrestar sólo con la clasificación a un torneo internacional —lo que Bolívar no pudo conseguir— o con la transferencia al exterior de algunos jugadores

—que tampoco se ha dado hasta el momento—. Los demás ingresos (derechos de televisación, auspiciadores, recaudaciones) son ínfimos frente a lo que cuesta mantener el equipo.

El contrato a través del cual Bolívar cede la administración del club a BAISA implica que ésta debe invertir por año, a partir de 2009, un mínimo de un millón de dólares destinados exclusivamente a sostener el primer plantel. Los “celestes” lo tienen bien claro: si este año el fracaso se repite, será un millón más al agua. Por eso, los resultados del comienzo de campeonato ya generan preocupación.

Esta nueva modalidad de administración en el fútbol boliviano implica que los dirigentes del club no tienen acceso directo a dinero alguno, salvo al que ellos quieran poner de su bolsillo como aporte para fortalecer al plantel futbolístico. De hecho, entre Loayza y compañía se harán cargo de invertir —según trascendió— unos 100.000 dólares, al margen del millón proveniente de BAISA.

Por ahora, Bolívar no representa un buen negocio y toda la carga va a los bolsillos de Claure, quien es presidente de BAISA y el sostén del proyecto.

El millonario empresario boliviano, presidente y propietario de la empresa de telefonía móvil Brightstar, con sede en Miami (Estados Unidos), aseguró al diario cruceño El Deber que toda la plata que ya ha puesto no la ve como pérdida, “la llamo inversión para recuperar en el futuro”.

Admitió que Bolívar “tiene más de cinco millones de dólares de deuda” y que hay que “empezar a buscar proyectos para disminuir esa suma”.

Uno de ellos comprende la desaparición del Gran Centro de Obrajes y la construcción, en esos terrenos, de unos edificios. “Vamos a vender departamentos hasta que el club esté sano”, anunció Claure.

También hay un proyecto para remodelar el estadio de Tembladerani. “Quiero que Bolívar juegue en su propio estadio. Es mucho más lindo ver a 25.000 personas llenando Tembladerani que ir al estadio de Miraflores, que más que un estadio parece un cementerio, porque así fueran 20.000 personas, parece que estuviera vacío. Me molesta que el hincha de Bolívar sólo vaya al estadio cuando el equipo está en las finales”.

La frase

Es inaudito que los equipos chicos estén saliendo campeones, no es lógico, en ninguna parte del mundo pasa eso. Puede pasar alguna vez”

Marcelo Claure

Presidente de Baisa

Marcelo Claure: “El fútbol boliviano es un desastre”

“A los dirigentes bolivianos lo que más les interesa es llenarse el bolsillo de plata, les importa muy poco qué pasa con sus clubes y equipos”. Así los ve el empresario Marcelo Claure, presidente de BAISA y el hombre que tiene la misión de hacer desaparecer la deuda y volver a Bolívar una institución sólida.

También opinó: “El fútbol boliviano es un desastre porque es manejado por gente irresponsable. Cuando un equipo grande no tiene dueño, que los socios sean presidentes y éstos hagan venta y compra de jugadores, endeudando a los clubes a su antojo, a eso se le llama un desastre”.

En una entrevista concedida al diario El Deber, contó “como anécdota” que cuando Loayza y él se hicieron cargo del club Bolívar “fuimos a buscar los papeles de contabilidad para ver cómo se había manejado económicamente, no encontramos nada, se habían robado los papeles, las computadoras y todo lo que han querido. Eso no se puede hacer en una institución, creo que la Liga es la gran culpable, no puede existir una Liga donde nadie sea el responsable, y, quieran o no, esa irresponsabilidad se refleja en el fútbol: se juega mal y pocas veces salen jugadores estrella. Para mí, el fútbol boliviano es uno de los peores de Latinoamérica”.

También dijo: “Los presidentes deberían ser juzgados por sus actos, no puede ser que hagan lo que quieran y se vayan. Luego, el que paga los platos rotos es el presidente que viene, porque tiene que salvar todos los pecados del anterior. Creo que hay clubes que ya están empezando a copiar la iniciativa de Bolívar, es bueno porque vamos a sacar algo positivo con eso. Que haya más clubes de propiedad privada que equipos de nadie”.

Este año se aprobará plan para diversos proyectos

BAISA asume todo el déficit. Así lo confirmó el gerente general de la sociedad anónima, José Luis Rodríguez, quien declaró que a partir de ahora se debe empezar a buscar la forma de generar recursos para cubrir la deuda. Para ello —anotó— hay varios proyectos, aunque implementarlos tardará un tiempo.

¿Cómo está conformada la nueva empresa?

Aún falta. Va a estar conformada por una gerencia general, una de marketing, una financiera, una legal y una gerencia de infraestructura.

¿Con qué déficit comienza a funcionar BAISA?

El déficit está por encima de los cinco millones de dólares. Hay una cifra exacta, pero yo prefiero decirlo de esta forma, porque la verdad no suma ni resta. Está alrededor de los cinco millones y medio de dólares, y está conformado por deudas que se vienen arrastrando de las gestiones anteriores y también las que se han contraído en esta gestión.

¿A cuánto asciende la deuda que heredaron ustedes?

El déficit de la anterior gestión está en el orden de los cuatro millones de dólares.

¿Quiere decir que el déficit de la primera gestión de Guido Loayza y Marcelo Claure es de un millón y medio de dólares o un poco más?

Sí, exactamente. Básicamente se generó por pagar deudas, por mantener la operación del club y pagar sueldos a los jugadores.

¿El hecho de que no se haya clasificado a torneos internacionales, contribuyó negativamente?

Obviamente, un club que no se clasifica a torneos internacionales deja de percibir un ingreso muy importante. Todos aquellos clubes que lo hacen tienen un ingreso realmente muy importante y pueden manejar de una manera saneada sus finanzas, por lo menos en ese año. Esos ingresos permiten cubrir el déficit, pero al no tener la clasificación el déficit es mayor.

¿Qué harán para cubrir el déficit?

Lo que se está haciendo es desarrollar un plan de marketing, un plan comercial para que haya más concurrencia en el estadio; se está trabajando también en un plan de “sponsoreo” para brindar mayor valor agregado a las empresas en cuanto a sus auspicios en camisetas; se está trabajando en la conformación de una estructura interna para tener un área de infraestructura que es la que va a evaluar diferentes proyectos por desarrollar, ya sea en el predio que Bolívar tiene en Obrajes, en Tembladerani o en los terrenos de Cotahuma.

También se va a trabajar en un proyecto que es un observatorio de jugadores con la idea de identificar a los que tienen un potencial con condiciones de proyectarse futbolísticamente, a fin de abrir canales de venta en el ámbito internacional; hay que empezar a trabajar en el negocio que es la venta de jugadores bolivianos al exterior.

¿Desde cuándo?

De acá a unos tres o cuatro meses, pero los resultados no son inmediatos, primero hay que identificar a los jugadores, ir armando sus videos y su currículum, ir abriendo canales de venta en el exterior, no es que en los cinco meses ya estarán vendidos los jugadores, éste es un proceso.

¿En el observatorio va a estar inmiscuida la dirigencia del club Bolívar?

No, porque es una gerencia de BAISA la que se hará cargo, el club no tendrá nada que ver, lo cual no quiere decir que no se trabaje de manera coordinada con la dirigencia. No sólo en la parte del fútbol, sino en todo se trabaja de manera coordinada, pero BAISA es una empresa totalmente independiente.

¿Ya se han definido algunos proyectos de infraestructura?

No totalmente, la idea es hacer algún desarrollo inmobiliario en Obrajes y se está evaluando qué es lo más conveniente, si torres de departamentos u oficinas, o algún centro comercial, esto va a surgir cuándo se defina cuál será la más rentable y la más viable.

En el caso de Tembladerani, la idea de construir un estadio no se ha descartado, y en el caso de los terrenos de Cotahuma, poder construir canchas de entrenamiento y las canchas para la escuela de fútbol.

¿Cuánto tiempo tomará definir estos proyectos?

Eso se va a hacer durante todo este año, y seguro que aquellos proyectos que se vean que son viables se iniciarán en el transcurso del año que viene. Este año va a ser prácticamente de definición.

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