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lunes, 4 de febrero de 2013

Arturo Ortubé, el número uno del arbitraje

La Razon



En su momento ha sido el número uno del arbitraje nacional. Se emociona hasta las lágrimas al recordar sus momentos en el fútbol cuando vestía el clásico traje negro de referí. En una sala de su casa en la zona de San Pedro tiene innumerables recuerdos, fotografías e insignias de cuando estuvo ligado al fútbol.

Arturo Ortubé es el punto de partida de la “dinastía” de este apellido en el arbitraje nacional, que luego siguieron su hermano Óscar y su hijo Marcelo. Ayer, domingo, celebró su cumpleaños número 89.

Hay cosas que la frágil memoria ya no puede traer de nuevo al presente, pero otras lo marcaron y las recuerda claramente. “Tengo el orgullo de ser el único árbitro que ha dirigido en el estadio Maracaná de Río de Janeiro”. Y es cierto, conserva la tradicional fotografía de la terna arbitral con los capitanes de los equipos con el fondo del mítico escenario, es la mejor prueba.

El tono de su voz es alto, responde con claridad. Admite que ha perdido la cuenta de los años que estuvo en la actividad. Pero no se olvida que cuando hacía sus primeras armas en partidos de divisiones menores de la Asociación de Fútbol de La Paz llegó el instructor de árbitros argentino José Antonelli.

“Casualmente me vio dirigir y fue él quien solicitó que me hagan una prueba en la división B. Fue en esos partidos de sábado y pasé la prueba porque una semana después me nominaron para un partido de Primera A”. Ese fue el punto de partida de una carrera exitosa, de buenas calificaciones en los exámenes que debía rendir cada domingo, sobre todo en los clásicos.

Su ascenso fue rápido hasta convertirse en referí con insignia de la Federación Boliviana de Fútbol y después de la FIFA. Cuenta que tuvo la suerte de dirigir en todos los escenarios deportivos importantes del exterior. Su primera salida fue a Lima, al estadio Nacional. Fue un fiel exponente del Fair Play. Dice que las claves del juego limpio también se deben aplicar en la vida de uno.

“Jamás he bebido ni fumado, ni por asomo, ni por equivocación. Lo mío fue dedicarme íntegramente al arbitraje. Gracias a esa actividad y mi profesión de meteorólogo conocí toda Sudamérica”. La organización meteorológica mundial lo llevó a Ezeiza (Argentina) por un año. Aprovechó también para actualizarse en la pasión del referato. En esos años la preparación la hacía cada uno.

“Si el patio de mi casa pudiera hablar puede contar el esfuerzo que hacía allí en mi preparación física. A diario hacía dos turnos, primero a las seis de la mañana y el segundo a las nueve de la noche. Hacía trotes de mi casa hasta el estadio Siles, ida y vuelta”.

Ha dirigido a grandes jugadores como Pelé y Tostao de Brasil en partidos de eliminatoria y Copa América. “He llegado hasta El Salvador”. Era un habitual en los partidos de Copa Libertadores de América, algo que parece un imposible en la actualidad para quienes son árbitros. “Todos esos logros tuvieron su sacrificio, había que privarse de algunas cosas. Además soy católico y eso también me ayudó para hacer lo que quería”.

Su objetivo no cumplido fue estar en un Mundial. Pudo estar en México 70, pero por cosas de la organización no fue convocado. “Sin embargo, mi hijo Marcelo me dio la alegría en la cita de Japón y Corea del Sur”. Dice, con total razón, que después de Carlos Paredes y Alfredo Álvarez “he sido el taita del arbitraje nacional por muchos años”.

Nació hace 89 años en la capital

De Sucre

René Arturo Ortubé Vargas nació en Sucre el 3 de febrero de 1924. “Siempre digo que la clave es llevar una vida ordenada”

Familia

Tiene cuatro hijos: Marlene, María del Carmen, Marcelo y Ronald.

Una bicervecina

No se cansa de decir que no ha bebido ni fumado, menos cuando era árbitro. “Consumo a diario uno o dos vasos de bicervecina, nada más”.

El club Northern lo tuvo en sus filas

Arturo Ortubé también fue deportista antes de dedicarse al arbitraje. Fue jugador de fútbol y basquetbol. El Northern Football Club lo tuvo en sus filas por muchos años, mientras que en el basquetbol su club fue Minerva. “De este último su clásico fue Amerinst con el que protagonizábamos lindos duelos”, cuenta.

Una vez retirado del fútbol decidió seguir la carrera de árbitro. Jamás se le pasó por la cabeza que sería la raíz de una dinastía que siguió su hermano Óscar, después le tocó a Marcelo, su hijo que ahora preside la Comisión de Árbitros de la Federación Boliviana de Fútbol (FBF).

“Mi hijo Marcelo me veía entrenar y me seguía, hacía las mismas rutinas, le gustaba lo que hacía. No me dijo nada de que quería ser árbitro, me sorprendió cuando me contó que se había inscrito en la escuela de referís”. Lo alentó para que siga sus pasos y también fue el número uno en el país. “Es una linda historia vinculada al fútbol”.

Pero la vida no sólo es fútbol, Ortubé también desarrolló sus actividades particulares en el Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología. Estuvo allí por 30 años, ocupó varios cargos importantes, pero no llegó a ser director. “Para ese cargo había que inscribirse a un partido político y eso a mí no me ha gustado nunca”.

Recuerda que hacía los pronósticos general y de tipos de vuelo para personalidades. “Cuando el presidente tenía que viajar me hacían hacer los planes para que sus viajes sean tranquilos, les sugería volar a determinada altura. Fuera del fútbol la otra pasión es la meteorología donde también he cumplido mis objetivos”.



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