Opinion
La eliminación de los clubes bolivianos, Real Potosí, Blooming, The Strongest y Oriente Petrolero de la Copa Sudamericana, en la primera fase, marca una realidad que deja un sabor amargo al aficionado del fútbol.
Esta triste realidad se arrastra ante la indiferencia de los dirigentes, jugadores, entrenadores, cuyo aporte no ha cambiado absolutamente nada y se mantiene la misma huella del fracaso.
“Es una realidad que se vive no solamente en los clubes de la Liga, sino también en la Selección Nacional y sus categorías menores que no pueden ocupar lugares de privilegio a nivel internacional”, afirma Wilge Lizarazu, presidente del Comité Técnico de la Federación Boliviana de Fútbol (FBF).
Para el dirigente, el fútbol nacional carece de un recambio de jugadores y no se trabaja en la formación de nuevos valores y “para eso se necesita recursos económicos, infraestructura y fundamentalmente y los entrenadores capacitados”. acotó.
El país carece de políticas serias para llevar adelante un torneo paralelo a la Liga, para los jóvenes (Sub 20) y ellos puedan nutrir los equipos ligueros y las selecciones menores y absolutas.
En Bolivia constantemente los dirigentes hablan de “procesos de trabajo”, pero estas expresiones son más discursivas que pragmáticas.
“Esta situación es por culpa de todos. El problema está en las bases, economía, falta de escenarios deportivos, entrenadores y también la falta de capacidad de los dirigentes. La culpa de esta realidad no es de uno es de todos”, afirmó Mauricio Méndez, Presidente de la Liga.
Los dirigentes del fútbol nacional consideran que se debe planificar nuevas políticas y emprender un nuevo proceso destinado a mejorar el balompié nacional.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario