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martes, 13 de septiembre de 2016

Video Guillermo Hoyos: “Con la fe el imposible no existe”



La ‘era’ de Ángel Guillermo Hoyos al frente de la selección nacional comenzó a todo vapor, con una ansiada victoria sobre Perú (2-0), en La Paz, y un sonado empate (0-0) frente a Chile, en Santiago. Dos resultados que han obligado a una pregunta de rigor: ¿Qué cambió en la selección para que aquello suceda? Hoyos aclara que no es ningún mago, simplemente que ha logrado el compromiso, pero además expone otras pautas, sobre su trabajo y sobre lo que pretende de sus jugadores.

¿Cómo se explica esto, cuatro puntos de seis posibles para una selección venida a menos?

Creo que específicamente se debe a la gran producción de los jugadores y esto lo hablo con total sinceridad porque son ellos los protagonistas reales de todo esto. Es obvio que todos hacemos un poquito para que esto llegue a suceder, pero la confianza y la predisposición, la entrega y la vocación para esta profesión de parte de ellos, realmente me sorprendió. Los resultados nos han acompañado y certifican algo que es muy importante, que lo que uno creía, es que se puede lograr cosas importantes. Solo hay que creer, tener fe y sobre todo, hay que trabajar.

¿Qué viene ahora, mantiene la nómina o vendrán nuevos?

Hay muchos jugadores, tenemos una pre-selección y además ahora se reanudó la Liga y veremos quiénes están en niveles importantes. Tenemos un partido con Brasil con muchas horas de viaje, con temperaturas y una humedad alta que produce deshidratación. Y a los pocos días hay que jugar de nuevo con Ecuador. Esto obliga a tener una planificación importante y sobre todo una buena base de jugadores.

¿Cuesta convencer al jugador boliviano de que se puede?

Tenemos una base de jugadores que conocemos porque hemos trabajado con ellos. Simplemente hemos demostrado que a través de una relación, de un compromiso o de una amistad, también es posible mostrar eso en el campo. Se multiplican los sentimientos a través de la persona y eso genera una energía muy positiva. Cada uno tiene condiciones futbolísticas importantes y sumar además, capacidad humana, hace que trate de seguir aprendiendo y generando esa evolución que todo ser humano necesita. Para mí la clave está ahí, en la predisposición y en la parte humana para crecer. Lo que hacemos nosotros es tratar de colaborarlos, de ayudarlos y de protegerlos y que sepan que esto es un juego y que dentro de ese juego está permitida la equivocación.

¿No arriesgaste demasiado convocando a Escobar, Flores, Raldes y Martins?

No. Además esto no es una decisión personal, porque si lo hubiera hecho solo me convertiría en un egoísta. La decisión se la tomó porque queremos lo mejor para el país, era lo mejor para el momento que estamos viviendo. Son jugadores que representan mucho para la sociedad, para el adolescente o para el niño. No los podíamos perder y dejar que se vayan. Además, ellos han marcado camino dentro del fútbol nacional e internacional y creo que merecían estar. Es cierto que el tiempo dio un poquito la razón, pero no buscábamos esa razón, buscábamos reafirmar el hecho de que tenían que estar porque el país hoy los necesita.

Como dijo Lampe, ¿había que estar ‘locos’ para jugarle a Chile como se lo hizo?

(Sonríe). Bueno, ellos hablan de ese aspecto. Creo en la igualdad, que no podemos trabajar en la desigualdad, de creer muchas veces que el otro es superior y que estemos a expensas de eso. Creo que tenemos la oportunidad de salir adelante y bueno, hay que buscar esa oportunidad, no conozco otra forma que no sea la de ir a buscar. Es obvio que el pensamiento y la charla que tenemos con cada jugador o con el grupo, es de la experiencia que tenemos en la vida, de lo que hemos buscado; y el que busca encuentra, muchas veces le ha salido mal, pero a través del tiempo estoy seguro que le saldrá bien.

Te traslado una pregunta del hincha, ¿cómo te decidiste por Lampe en el segundo partido?

Quiñónez -porque lo conozco desde hace varios años-, ha tenido una evolución tremenda, su fútbol ha crecido no solo en la parte del arco, sino de campo de juego. La propuesta contra Perú era con muchos espacios en las espaldas y necesitábamos tener cubierto ese espacio que había con los centrales. Él conoce cómo trabajamos en ese sentido y sabíamos que para ese partido era Romel. A Carlos (Lampe) no lo conocía personalmente, estaba haciendo una temporada brillante en Huachipato y venía de hacer una buena Copa América en Estados Unidos. Ante Chile sabíamos que era su momento, por el hecho mismo que conoce la velocidad del balón, vive ahí porque compite con su equipo, entonces era una decisión de condiciones momentánea: en el primer partido Quiñónez y en el segundo momento, Lampe.

Sos un hombre de mucha fe y es lo primero que transmites...

Sí, obvio. Cuando sos adolescente y vas creciendo, vas a una velocidad enorme y no valorás un montón de cosas que pasan. Es obvio que hay un cambio en la vida cuando conoces a Dios y a la Virgen, hay un cambio enorme. Existe un aspecto que ya vives, que nunca más estarás solo, que siempre estarás acompañado, que siempre estás orando, porque hay que orar, somos de eso, la verdad que Dios nos ha cambiado la vida muchísimo y es por eso que siempre digo que con la fe el imposible no existe. Es cierto que hubo equivocaciones porque somos seres humanos, pero hoy, esas equivocaciones no me las puedo permitir por la fe que uno tiene, porque es un soporte muy grande para el camino de la vida.

¿Cuántas veces al día oras?

Mínimo dos y permanentemente. A lo mejor en el auto voy rezando, son cosas que te van acercando y te sentís más puro, más limpio como ser humano.

En tu perfil tienes a la Virgen de Lourdes...

Sí, es la de Francia, la Virgen de Lourdes. Voy una o dos veces por año cuando me lo permiten, para agradecerle por todo. Ahí nos quedamos un día, hacemos retiros espirituales solamente orando y dando gracias. Mucha gente va en diferentes situaciones, en silla de rueda, en camilla, se hacen unos baños en una piscina donde apareció la Virgen, la verdad que es algo maravilloso. Acá estuvimos visitando a la Virgen de Copacabana, fuimos en silencio antes de los partidos, temprano. Nos acercamos a ella porque es el respaldo, no para que ganes los partidos, sino para la tranquilidad espiritual y para que cada día nos haga mejor persona.

Cuéntanos un testimonio...

Tengo muchos a nivel de vida, pero les voy a contar uno futbolístico. Fui a probarme a Boca que en ese momento ensayaba a una cantidad enorme de jugadores, jugaban entre cinco y siete minutos, entraban 22 y salían 22. Ese día no tuve la bendición, no estaba acertado, vino una pelota para pegarle y le erro pero como si la izquierda me la hubiera pegado en la cabeza. Miro rápido para ver si me estaban viendo, pero no lo estaban haciendo. Pero bueno, no quedé en Boca, me fui y ya no iba a jugar porque estaba desilusionado, pero un amigo me llevó a Banfield.

¿Y ahí sí quedaste?

En Banfield éramos 15 y firmaron 14, menos yo. El técnico era cordobés y me dijo: ‘mirá el sábado vamos a hacer un amistoso y ahí te jugás la firma’. Y sabes, ganamos 10-3 y yo hice cinco goles; firmé en Banfield. Después de estar en Blooming me compró Boca, ahí me reuní con las mismas personas que estaban probando jugadores y les conté mi caso. ‘Uyy son tantos que a veces no podemos ver a todos’, me dijeron. Miren, a lo mejor en ese momento no hubiese jugado más, pero tuve sobre mí la bendición que llegué incluso a jugar en diferentes países.

¿Cómo fue la familia en la que te criaste?

Hoy mis padres ya son fallecidos. Hemos tenido una infancia dura, la verdad que hemos sido muy callejeros. Hemos estudiado cuando ya éramos grandes. Son cosas que a veces uno remueve allá en el fondo y eso hace que te acuerdes de tantas cosas, que después no logras entender cómo hoy estamos sentados aquí.

¿Qué te marcó de tu padre?

Su recuperación, porque mi papá bebía mucho, tenía ese inconveniente. Cuando se recuperó lo hizo en 1976, lo disfrutamos poco porque falleció en el 80. Casualmente ayer (el miércoles) se cumplieron 36 años de su muerte. Mi mamá falleció hace cinco añitos, ya de grande. Pese a todo, mi viejo se recuperó y vivió ese momento cuando yo quedo como mejor jugador juvenil de la Liga profesional de Argentina. Fui la revelación, me quiso comprar la Juventus que andaba también tras Diego Maradona. Mi viejo vivió todo eso. Al año tuve la suerte de ir a España a jugar, aunque él ya no estaba en vida, pero vivió ese momento que yo ya había llegado a jugar profesional y estaba en conversaciones con clubes importantes.

¿Cómo es Hoyos para trabajar previo a los partidos?

Somos de pensar mucho, de anotar. Es por eso que normalmente duermo con una libreta y un ‘boli’ al costado. A lo mejor estoy pensando y ahí se me viene algo a la mente y ¡pum!, me levanto y la anoto a la hora que sea porque la libreta está al lado de mi cama. Eso me lo enseñó una persona muy querida para mí que durante diferentes momentos del sueño o previo al sueño hay una serie de ideas que se te vienen, entonces, la anoto porque mañana te puedes olvidar. Lo que tratamos es escuchar todas esas ideas.

¿Previo al duelo ante Chile anotaste muchas ideas?

Hubo modificaciones a los chicos que hacen la planilla para el once titular hasta último momento, porque vamos haciendo flechas para acá, para allá, no son indecisiones, son cosas que estás tratando de medir, ya sea en el campo de juego o en el marco. Por eso nos gusta ir a pisar el gramado, ver cómo son los vestuarios y el banco. Eso te va dando sensaciones y las sensaciones hay que escucharlas.

¿Cocinas?

Sí y soy muy clásico. Aunque ahora cambié un poco de alimentación porque te vas engordando (sonríe). Pero soy un fanático de las pizzas, de la pasta y obviamente del asado. Me gusta cocinar, ir de compras; si donde vivo hago todo yo, me encanta ir al mercado. Cocino papa al horno con pollo, pescado, mucha verdura, ensalada, de todo.

¿Qué música te gusta?

El merengue, la salsa y la bachata me gusta para bailarla y para motivar. A veces en el vestuario ellos (los jugadores) ponen una música que hace años que la bailamos; eso me provoca y me meto. Dentro de esa intimidad de vestuario ocurren un montón de cosas, hay que descomprimir muchas veces situaciones, por eso creo en la libertad mental para poder llegar lo más confiado posible al aspecto de la seguridad. Si estás tenso no vas a lograr expresarte, hay que sacar la tensión.

Raldes dijo que tus equipos tienen que salir arrodillados, acalambrados, ¿salieron así en estos últimos dos partidos?

¡Uhh! Emocionante respuesta que te das la vuelta y decís, esto es increíble, increíble. Creemos que se puede lograr, ellos lo han logrado y el capital más grande que hoy tenemos como país es ese grupo de jugadores que están ahí, más otros chicos que están dando vuelta y que tienen que aumentar sus capacidades, pero que se los está viendo para que se sumen a la selección.

A Martins recién lo conoces, ¿qué impresión te dejó?

Me sorprendió para bien, es una persona super profesional, de crecimiento, un chico muy ubicado, medido, humilde, la verdad que es un placer haber compartido con él. Me alegro que sea un reflejo de la selección hacia afuera.

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