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sábado, 30 de marzo de 2013

Festejo que unió a todos los bolivianos

Especial de El Deber

Una euforia indescriptible se apoderó de la gente en todos los confines del territorio patrio tras el pitazo final del partido contra Brasil (5-4) y que confirmaba a Bolivia como campeón sudamericano 1963. Los hinchas que estaban presenciando el partido en Cochabamba celebraron alborozados junto a los jugadores que lograron la hazaña que hasta el momento no ha sido igualada.

Según cuenta Mario ‘Cucho’ Vargas, locutor que transmitió todos los partidos que jugó Bolivia, tanto en La Paz como en Cochabamba a través de las ondas de Radio Illimani, fue tal la alegría que la multitud inundó la cancha cuando concluyó el partido contra Brasil. “Era algo esperado por tanto tiempo, tantas frustraciones en el ámbito deportivo, que el público dio rienda suelta a sus emociones”.

Cucho, con su equipo periodístico La verdad desde la cancha compuesto por Lorenzo Carri, Teddy Códova, Luis Lazarte, Gróver y Remberto Echavarría y Mendel Urbach se movilizaron en un taxi entre La Paz y Cochabamba, debido a que una nave del LAB tuvo un percance en Chile y a raíz de ello, por temor, nadie quiso subirse a los aviones.
Cuenta Cucho que fue tanta la euforia desatada, que en el viaje de retorno hacia la ciudad de La Paz que normalmente se lo hacía en 8 o 9 horas, esta vez duró 27 horas debido a que la gente de los pueblos a lo largo de la carretera, al reconocerlos los hacían descender del vehículo para celebrar la conquista. “Paramos en Colcapirhua, Quillacollo, Vinto, Suticollo, Arque, Caracollo, Patacamaya, Viacha y otras poblaciones menores”, asegura el locutor. “Debido a este periplo, nos perdimos los festejos oficiales y los homenajes que le rindió el presidente Víctor Paz Estenssoro en el palacio de Gobierno”, agregó.

Festejo a todo dar
Otro de los testigos de la hazaña lograda por la selección verde fue Mario Suárez Riglos, devenido luego en dirigente e historiador del fútbol, que estuvo en el sector de palcos del estadio cochabambino, que asegura que su padre, el coronel Óscar Suárez Mancilla, en ese tiempo vicepresidente de la FBF, es el que sostiene el trofeo en la foto de la tapa de este suplemento.
Suárez, recién egresado como geólogo y que por ese tiempo trabajaba en los centros mineros, poco antes de la iniciación del certamen se trasladó a la capital valluna donde asistió a todos los partidos que se jugaron allí.

Sobre el partido final, señala que lo que se vivió fue una alegría desbordante, tanto fuera como dentro de la cancha tras la conclusión del encuentro ante la escuadra brasileña. “Todo el ambiente se llenó de euforia, la canción Viva mi patria Bolivia y el grito de Bo bo bo li li li via via via, que fue estrenado para este campeonato por ‘Chupa’ Riveros, retumbaba en el estadio”, asegura Suárez, al recordar esos momentos gratos.

Fiestas y homenajes
A los jugadores de la selección les llovieron los elogios y los homenajes, pero fueron pocos los premios que recibieron, aparte de un modesto premio pecuniario de la Federación Boliviana de Fútbol, el Gobierno emitió un decreto con un reconocimiento económico para los jugadores.
Víctor Agustín Ugarte que con este logro prácticamente cerró su carrera futbolística, recibió un automóvil de una firma comercial, además de una motocicleta, todos los demás recibieron una bicicleta, mientras que una firma importadora les obsequió un reloj de oro a casi todos los otros jugadores.

Un diario de la época, La Nación de La Paz, tituló a todo lo ancho de su primera página con una frase del presidente Víctor Paz Estenssoro que expresó lo que significaron para el país esos días memorables y que fue pronunciada en el palacio de Gobierno: “Bolivia fue capaz de organizar el torneo y sus jugadores capaces de conquistarlo”. El lunes 1 de abril se declaró feriado en el país

LA ENTREVISTA

“El campeonato lo ganó el pueblo”
Ramiro Blacut / Artífice De La Conquista

Un mensaje que quieren dar a las nuevas generaciones los integrantes de la selección de 1963 es que el torneo fue conseguido gracias a la unidad de todos los bolivianos. Así lo hizo conocer Ramiro Blacut, el recordado puntero derecho del combinado nacional, y a pesar de tener solo 19 años, y de una molesta lesión en el tendón de Aquiles que casi lo dejó al margen, fue uno de los que más brilló durante el campeonato.

¿Cómo fue su convocatoria al seleccionado nacional?
Yo me encontraba en Buenos Aires (Argentina), recién había salido bachiller y jugaba para Ferrocarril Oeste cunado me llegó la convocatoria. Poco antes de la Navidad llegué a La Paz porque tenía pensado irme a Estados Unidos para cursar estudios universitarios en ese país y a comienzos de enero me fui a Cochabamba para incoporarme al equipo. Jugamos contra Paraguay dos partidos en Asunción y ahí tuve una infección en el tendón de Aquiles que me tuvo a mal traer durante un buen tiempo.

¿En qué partido debutó?
Debido a mi lesión no fui tomado en cuenta en los dos primeros partidos, pero debuté en el triunfo por 3-2 sobre Perú y después resulté inamovible en el equipo del profesor Alvim.

¿Cuál cree que fue la clave para la conquista?
No tenemos ninguna duda y eso lo hemos hablado entre todos los componentes de la selección, que el campeonato lo ganó el pueblo en su conjunto, ya que nosotros veíamos la unidad que existía entre autoridades, dirigentes y la población en general, durante todo el tiempo que duró el torneo, lo que nos llenaba de alegría y que conseguimos plasmar en la cancha, a medida que pasaban los partidos.

¿Cómo fue el partido final contra Brasil?
A pesar de que sabíamos que el partido no iba a ser fácil, nosotros estábamos con mucha confianza luego del triunfo logrado en La Paz ante la selección argentina que para nosotros resultó clave para llegar a la final en Cochabamba.

¿Algún mensaje para las nuevas generaciones?
Pese a que el logro de la copa sudamericana caló hondo en todos nosotros, ahora nos sentimos decepcionados de que no hayamos tenido mayores alegrías en el fútbol, tanto a escala de selecciones como de clubes, por eso pensamos que la unidad es la clave para lograr cualquier propósito. Nada hubiéramos podido hacer sin la integración de todos los bolivianos, de los que recibíamos constante aliento tanto en La Paz, Cochabamba, el oriente boliviano, los centros mineros y los valles, desde donde nos llegaban cientos o porque no decir, miles de mensajes de apoyo, que nos llenaban de orgullo y nos daban fuerza

EL DATO

Muchas promesas

Los regalos incumplidos. Tras la conquista, los seleccionados tuvieron muchos ofrecimientos, pero con el paso del tiempo se convirtieron solo en promesas.



Opinón

Es la mayor gloria que ha conquistado el fútbol nacional
Mario ‘Cucho’ Vargas / Periodista
A cincuenta años de la hazaña podemos decir que el triunfo fue una conjunción lograda por 22 jugadores, el cuerpo técnico comandado por Danilo Alvim, la dirigencia deportiva y política de ese entonces, junto con el pueblo boliviano.
Son muy encomiables las ganas, el pundonor deportivo que pusieron los muchachos en el campo de juego, porque luego de un comienzo muy dubitante pudieron vencer todos los obstáculos que se pusieron al frente, especialmente ante la Argentina donde prácticamente se forjó el título que fue refrendado ante Brasil.
Fue también muy importante la unidad entre los jugadores y el pueblo en general, que los alentó sin pausa durante todo el torneo, sin haberles retaceado su concurso.
Punto alto para el técnico Danilo Alvim, que supo escucharnos a mí y a Lorenzo Carri para poner como titulares a Víctor Agustín Ugarte y Ausberto García, dupla que era rechazada por la afición y el periodismo deportivo y que le dio la gloria al equipo.
También fue el nacimiento del empuje que le imprimió Wilfredo Camacho, que prácticamente se puso al hombro al equipo completo cuando parecía que se le venía la noche en los partidos más complicados y que fue conocido como el fútbol camachista.

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