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lunes, 16 de junio de 2008

Eliminatorias 2008 5ta Fecha: Argentina 1 - Ecuador 1 video

ESPN




BUENOS AIRES (EFE) -- El delantero Rodrigo Palacio, que sólo estuvo cuatro minutos en el campo, salvó a Argentina del naufragio al marcar el tanto del empate 1-1 ante Ecuador a los 93 minutos, tras recibir del equipo visitante una lección de táctica y estrategia que lo anuló durante casi todo el partido.

Ecuador ganaba por la mínima con un golazo de Patricio Urrutia (m.68) y tenía atada la victoria ante un rival desesperado que perdió a Juan Sebastián Verón por lesión a los 89 minutos. Salió al ruedo el boquense Palacio y, tras una cesión de Sergio Agüero, marcó el empate que, a esas alturas, parecía imposible.

El equipo de Sixto Vizuete le dio la razón al seleccionador local, Alfio Basile, cuando advirtió que ante Ecuador los argentinos debían jugar como si se tratara de una final de la Copa del Mundo, por su sostenido progreso de los últimos tiempos y la calidad de sus jugadores.

Ecuador no es el mismo equipo que, en las cuatro primeras jornadas de las eliminatorias del Mundial de 2010, perdió tres. Lo demostró con una disciplina estratégica y una solvencia brillantes.

Conseguir y retener el balón fue una tarea difícil para el equipo local desde el arranque, porque Ecuador instaló una multitud de jugadores en la zona central del campo que ejercieron una presión sofocante sobre los receptores albicelestes.

Los creativos argentinos Verón y Riquelme, entonces, quedaron limitados por la falta de espacios, lo que provocó imprecisiones y algunas pérdidas del balón capitalizadas por Joffre Guerrón o Carlos Tenorio, aunque sin inquietar del todo a Roberto Abbondanzieri.

El planteamiento ecuatoriano sorprendió y neutralizó a los argentinos, que no lograron salir de esa maraña salvo en esporádicas jugadas, cuando la velocidad y claridad de Lionel Messi abrió huecos y llevó el juego a las cercanías del guardameta Cevallos.

Sin marcajes personales, pero con una distribución casi perfecta de jugadores en el campo y relevos sin fallos, Ecuador atascó al conjunto anfitrión durante buena parte del primer tiempo, hasta que Messi comenzó a recibir la pelota con mayor frecuencia y encendió algunas luces argentinas en la noche cerrada.

Pero la búsqueda del Kun Agüero como realizador las pocas veces que los rioplatenses superaron a Ulises de la Cruz e Isaac Mina por las bandas, o a los tres o cuatro defensores que Ecuador agrupaba en el centro de su área, no tenían efecto. El balón no le llegaba limpio y tampoco al pie. Y a veces muy alto.

Ecuador tuvo una tenue presencia ofensiva sólo en los primeros minutos y Argentina mayor predicamento en ese aspecto en los últimos 15 o 20 del primer tiempo, pero los visitantes habían reducido la superficie del campo a la mitad. La incomodidad fastidió y confundió al equipo de Alfio Basile.

Apretaron el acelerador los argentinos tras el descanso. Tras dos faltas cerca del área visitante entre los 49 y 52 minutos falló Riquelme y Ecuador respondió con peligrosos contraataques de Guerrón. Mina bajó a Messi y fue amonestado. Mascherano se lesionó y fue sustituido por Julio Cruz. El partido levantaba temperatura.

Los ecuatorianos mantenían intacto su orden táctico y se soltaron en ataque debido a que el conjunto local se desarticuló en una frenética búsqueda del gol.

De esa manera, con una jugada fenomenal con precisos toques de balón y tras un taco hacia atrás de Tenorio, el centrocampista de Ecuador Patricio Urrutia remató de media distancia y abrió el marcador a los 68.

Que Argentina comenzara a jugar contrarreloj elevó el voltaje del juego y multiplicó sus imprecisiones, pese a lo cual logró abrir algunos espacios para que Cruz y Agüero fueran más profundos.

Pero la conexión Messi-Agüero no se produjo. Riquelme no tuvo posibilidades de crear y Basile, ante una lesión de Verón, hizo salir al campo al cuarto delantero del equipo a los 89 minutos: Rodrigo Palacio. La multitud comenzaba a hacer silencio.

Ecuador había dado una lección táctica, marcó un golazo, renovaba sus esperanzas de clasificación y hundía a Argentina. Apareció Palacio, anotó, y millones de almas de aficionados albicelestes volvieron a sus cuerpos.

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