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lunes, 5 de diciembre de 2011

Tito de La Viña Un patricio del periodismo

Tito de la Viña cumple 80 años. Es un patricio del periodismo deportivo boliviano, en el que se inició hace ya 60 años. Con el transcurrir del tiempo logró imponer su particular estilo para relatar y comentar, siempre fue un crítico frontal de prensa, televisión y lo que aún hoy en día es su pasión, la radio.

“Mi afición por el relato y el deporte data de cuando aún era chico, recuerdo que relataba partidos de fútbol cuando con los amigos hacíamos partidos con tapitas en canchas de paño verde y utilizando bolitas”.

José Vila de la Viña salió bachiller del colegio San Calixto en 1950 y de ahí saltó a la universidad, pero no para estudiar Periodismo o cosa parecida, sino que optó por la Bioquímica.

“Paralelamente, decidí trabajar y comencé en septiembre de 1951 en el programa Cabina de radio Bolivia, que funcionaba en la calle Loayza. De ahí me fui a radio Abaroa junto con Luis Lazarte, con quien hicimos transmisiones desde el estadio. Él fue quien me introdujo en el relato”.

Así comenzó una larga carrera que lo llevó por diversas radioemisoras: Altiplano, Nueva América, Méndez, Panamericana, Progreso… junto con organizaciones de ayer y de hoy como Deportes Abaroa, La Verdad desde la Cancha, Cabalgata Deportiva, La Voz del Deporte, Pratel, Gente de Fútbol y Deporte Total.

En prensa, fue director de Deportes en La Nación, Presencia y Hoy, e hizo televisión marcando una época en Canal 7 con su programa Polémica en el Deporte.

De la Viña se identifica con el deporte en general, pero hay dos disciplinas que más lo apasionan:

“En automovilismo, cuando fundamos en 1969 Cabalgata Deportiva (del prestigioso periodista Julio Lazarte Lazo) nuestro propósito fue no sólo dedicarnos exclusivamente al fútbol sino también a otras disciplinas, y nos metimos a transmitir competencias locales y nacionales. En forma inédita, porque hasta hoy nadie volvió a hacer semejante esfuerzo, fuimos a tres de Fórmula Uno”.

En el fútbol, también con Cabalgata, recuerda la primera vez que relató en un Mundial, el de Argentina 1978, “desde donde junto con Luis Lazarte, Bismarck Kreiler y Jaime Rodríguez llevamos las incidencias desde cada unas de las canchas”.

Sin embargo, ya antes fue a mundiales cuando trabajaba en Presencia: Chile 1962, Inglaterra 1966 y particularmente México 1970, “donde vi al mejor equipo de todos los tiempos, el Brasil de Pelé, Tostao, Jairzinho, Rivelinho, un plantel que tenía cinco zurdos. Creo que es lo mejor que vi, inclusive mejor que el actual Barcelona. Quien no pudo ver a esa selección se perdió lo mejor del fútbol porque era una orquesta”.

Los años que lleva Tito de la Viña en el periodismo deportivo hacen que sea palabra autorizada. Por ejemplo, para anotar que el logro más grande del fútbol boliviano “fue el título sudamericano obtenido por la selección en 1963, era un plantel con mucha actitud, empuje, fuerza y un amor a la camiseta envidiable. Wilfredo Camacho, Max Ramírez, el ‘Maestro’ Víctor Agustín Ugarte, Ausberto García, Tutula Alcócer, una constelación de figuras”.

La selección de 1993, que ganó la clasificación al Mundial “a diferencia de la del 63 tenía más calidad técnica, es el caso de Marco Etcheverry, Ramiro Castillo, Vladimir Soria, Carlos Borja o Erwin Sánchez, jugadores que estaban en su mejor momento”.

Sus elegidos. El periodista destaca a Danilo Alvin como el mejor entrenador de las selecciones nacionales, quien “luego de sufrir esa gran decepción del Maracanazo (en el Mundial de 1950) jugando para Brasil, vino para ser campeón sudamericano”.

Le da un lugar preferencial a Xabier Azkargorta “a quien no hay que desmerecerlo porque más que estratega fue motivador” y también a Félix Deheza “que fue el primer técnico que nos llevó a ganarle a la Argentina el año 57 en el estadio Hernando Siles cuando en aquella ocasión estrenamos la camiseta verde. Desde esa época los argentinos son hijos nuestros aquí”.

Según Tito de la Viña, son tres los más grandes jugadores bolivianos: “Para mí, el primero es el maestro Víctor Agustín Ugarte, luego está Erwin Romero y después Marco Antonio Etcheverry, futbolistas de diferentes épocas pero con mucho talento. Otros que estuvieron muy cerca de ese nivel son Ausberto García, Ramiro Castillo y Erwin Sánchez”.

¿Y cuáles fueron –según don Tito– las tres figuras nacionales dentro el deporte amateur?

“Una gran figura fue la atleta Julia Iriarte, que conquistó medallas de oro e impuso algunos récords; también está Willy Bendeck, que era un hombre soñador, apasionado por el automovilismo y que murió en su ley, porque se mató corriendo; y Cornelio Yapura, un boxeador extraordinario que no era pegador, sí era un púgil técnico, sabía colocar los golpes, se formó en la Argentina, llenaba al coliseo con solo anunciar su presencia, era un ídolo y más conocido como Jimmy Yapura”.

Perfil

Nombre: José Vila de la Viña
Nació: En La Paz el 5 de diciembre de 1931
Profesión: Bioquímico y periodista

Su pasión por el relato lo hizo periodista

Don Tito está casado con Martha Martínez, tienen tres hijos: José, que reside en Estados Unidos y es doctor en economía; Sandra y Adriana, una ingeniera industrial. Se inició en la radio en 1951, no estudió periodismo porque en esa época no había la carrera en las universidades del país, y se inclinó por la Bioquímica, que ejerció durante muchos años. Es autor de dos libros dedicados al deporte: Vivencias de medio siglo y Hechos y protagonistas, donde sobresalen las figuras que se consagraron a nivel nacional.

‘No se hace nada por formar nuevos valores’

Los dirigentes del fútbol “se durmieron en sus laureles” después de la clasificación de la selección boliviana al Mundial de Estados Unidos, y desde entonces el fútbol “ha ido en retroceso, se fue abajo”, sostiene don Tito.

Amigo de decir las cosas de frente y sin tapujos, considera que después de que Bolivia fue al Mundial “los dirigentes creyeron que con ese triunfo ya estaba todo consolidado y en lugar de trabajar con bases firmes no lo hicieron, se durmieron”.

Desde su punto de vista había que trabajar en una nueva estructura de la Federación Boliviana de Fútbol (FBF), “que sea fuerte y sólida a la vez, con planes a corto, mediano y largo plazo”. “Tampoco hubo renovación de valores, ni se hizo nada por formar a nuevos futbolistas”.

Critica que el fútbol boliviano no tenga una buena infraestructura, que no haya por lo menos un Centro de Alto Rendimiento (“somos el único país en Sudamérica que no lo tiene”) y que las selecciones menores no tengan en dónde trabajar con condiciones.

“Aquí le llaman ‘proceso’ a cualquier cosa, siendo que proceso es un conjunto de factores con planes a mediano y largo alcance, por etapas y fundamentalmente con una fuerte inversión, pero bien hecha”.

El fútbol nacional “no tiene divisiones inferiores, no existen, porque hacer ‘pichangas’ cada mes o cada quince días no puede llamarse divisiones inferiores. Tendría que ser obligatorio realizar campeonatos oficiales, en tres o cuatro categorías de forma paralela a los torneos de la Liga mayor”.

Está de acuerdo con que se hagan cambios estructurales, “y al mismo tiempo sería fundamental que haya una renovación total a nivel dirigencial, porque me parece que los dirigentes tienen una mentalidad totalmente anacrónica” que no va con los cambios y las evoluciones que el fútbol mundial ha experimentado”.

“Mucha gente dice que los jugadores no sirven, que los técnicos están mal. Si bien los que actúan y son protagonistas son los futbolistas, quienes dirigen son los dirigentes y de lo que hagan ellos depende lo que viene después. A mí me parece que los dirigentes tienen que cambiar, tienen que comprender que ya no estamos viviendo en épocas de tres cuerpos directivos que mandan, Federación Liga, asociaciones, esto no existe en ningún lugar del mundo y debe haber una sola entidad que mantenga una política deportiva, fija y estable”.

‘El deporte amateur en el país no evoluciona’

El deporte amateur en el país “no ha evolucionado nada”, sentencia Tito de la Viña. “Al contrario, está en descenso, con decir que a nivel mundial ya no hay deporte amateur, todo es profesional; en cambio en el país se sigue dando esta figura, y lo peor es que las federaciones y asociaciones están mendigando dinero para comprar uniformes o ir al exterior”.

Un ejemplo más claro —agrega— es que los Juegos Olímpicos antes eran a nivel amateur, ahora son para profesionales y esto marca una evolución del deporte en general; en cambio nosotros nos hemos quedado muy atrás.

“Vemos a un Comité Olímpico sin planes, desorganizado, y lo peor, ni en Bolivarianos podemos repuntar, ni siendo locales alcanzamos buenos resultados”.

Identifica “otro de los problemas” el que los dirigentes “se eternizan en los cargos, no se observa que haya proyectos o planes efectivos, hay mucho afán individual, no les interesa la superación colectiva, no hacen planes a largo plazo para incentivar la práctica, no aparecen nuevas figuras en ningún deporte, o son muy pocas las disciplinas que hacen cosas buenas, como el ráquetbol, el bicicross, el fútbol de salón; sin embargo, los deportes tradicionales, el básquet, voleibol, natación, atletismo, están anulados, sólo sobreviven mendigando, es una pena”.

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